Merluzeando

Podéis leer la primera parte aquí —— ASCAZO INFERNAL Vol. I

Podéis leer la segunda parte aquí ——- ASCAZO INFERNAL Parte II

Bien. Llegados a este punto, a mí ya me daba todo igual. Al abrir un trozo de pan en el desayuno apareció una hormiga y casi ni me inmuté. De hecho, pensé que cómo había tenido la desvergüenza de echar a esa pobre hormiga de su casa. Yo no era mejor que los bancos que desahucian a la gente. Era peor que los bancos, no sólo la había echado de su casa sino que después, cogí su casa la partí en dos, la unté con mantequilla, la mojé en café y me la eché al gaznate.  ¡En qué clase de desalmado me había convertido!

Lo siento, espero que sepan disculparme, pero es que después de cinco días de Oktoberfest los delirios yonkis se te juntan con la realidad y ya no sabes muy bien en qué dimensión estás. En fin, volviendo a la historia que nos ocupa hoy, otra vez tuve que acudir al baño a plantar un chopo. Y resulta que mis amigos me dijeron que había un baño en el que se pillaba wifi, así que fui para allá con la idea de aprovechar para dar señales de vida a mi familia mientras liberaba a Willy.

El baño en cuestión era muy pequeño, apenas había espacio para las piernas entre el wc y la pared. Tuve que hacer mis deposiciones con las piernas puestas hacia un lado, lo que hizo que desplazara mi centro de gravedad y por consiguiente, mi muñeco marrón se plantó en un lado de la loza, en vez de caer en el charco infinito.

Al levantarme del wc, eché un vistazo a mi escultura marrón. Nada había caído en el agua, y estaba toda a un lado y casi asomaba la cabeza por la taza. Me pareció una obra de arte.

Iba a tirar de la cadena cuando un pensamiento malicioso empezó a crecer en mi cerebro:

“No tires de la cadena. No tires de la cadena. Es un hotel asqueroso. Hay meados por todas partes, la gente se la casca en la ducha y yo voy a tener que tirar de la cadena y usar la escobilla… JAAA! Y además, quizás mis actos fueran una forma de justicia poetica, una justicia poética asquerosa y desagradable pero justicia poética al fin y al cabo. Durante estos cinco días me he enfrentado a los mondongos y meados de los demás. ¿Por qué no hacer que alguien se enfrente a mi Producto Interior Bruto? Quizá este muñeco que dejo hoy aquí haga que otro chaval escriba una historia en su blog (si es tan triste como yo) sobre lo cerdo que se encontró este baño. Quizá ese mismo chico decida dejar su muñeco a modo de justicia poética y así entremos en una espiral de muñecos infinitos. Habré creado algo al fin, lo que acabo de hacer será objeto de estudio, de análisis…”

Bueno, ya os he dicho que a estas alturas se me iba un poco la cabeza, así que supongo que todo esto fue una justificación barata que ideó mi demente mente.

Allí dejé a mi muñeco, estos son los hechos. Los juicios de valor sobre mis actos los pueden depositar a continuación. Espero que hayan disfrutado de mis experiencias y de mi diarrea verbal.

Hasta otra, amiguillos!